El diseño tradicional de un almacén – amplio, plano y horizontal – cada vez se encuentra más alejado de las necesidades de la cadena de suministro actual. Inmersos en una aguda escasez de espacio, ahora todos los ojos apuntan a una misma dirección: el almacén vertical.
Los almacenes verticales, también denominados almacenes multinivel, comenzaron a popularizarse en Asia. Sin embargo, en los últimos años estamos siendo testigos de la expansión de esta tendencia en el mercado europeo. La razón es simple: los precios del suelo no paran de aumentar y la densidad de la población sigue obligando a los desarrolladores a construir hacia arriba.
Lo coyuntural también ha terminado alineándose con lo estructural. Y es que el aumento de la demanda de envíos en el mismo día o al día siguiente, junto con el incremento del gasto de los consumidores acelerado por la pandemia, ha llevado a la inmologística a acercarse a las urbes.
La premisa es sencilla: si estamos cerca, llegamos antes. Sin embargo, es precisamente en estos entornos urbanos donde estos dos factores – precio y densidad – demuestran su peso.
De la anchura a la altura
Una de las razones por las que los almacenes han sido tradicionalmente planos y anchos ha sido la falta de tecnología suficiente. Antes de la década de 1900, la carga tenía que levantarse usando palancas y poleas accionadas por humanos.
En la década de los años 20, la introducción de la carretilla elevadora permitió a los trabajadores empaquetar la carga en palets y levantarlos fácilmente. Esto permitió que, a partir de los 50, las estanterías para mercancía paletizada dieran paso a una nueva era de mercancía organizada verticalmente.
Tras medio siglo de avances, hemos llegado a un punto en el que los almacenes ya no pueden construirse únicamente en extensiones planas y en expansión. Simplemente porque no hay espacio.
Ahora, desarrollar almacenes en ubicaciones estratégicas significa que los constructores tienen que pensar más alto, no más amplio. Aunque la pelota no solo está en su tejado.
Una vez construida la nave en altura, ¿cómo se le puede sacar el máximo partido?
El papel de la intralogística
Cuando llegó la pandemia, las empresas comenzaron a confiar en el comercio electrónico para vender. Esto aumentó la necesidad de disponer de productos bajo demanda.
Con la previsión de que estas operaciones alcancen ventas de 563.000 millones en 2025, según Statista, las compañías están buscando expandir o, en su defecto, optimizar sus espacios de almacenamiento para seguir siendo competitivas y satisfacer a sus clientes.
Por ello, los almacenes verticales se están convirtiendo en la respuesta de muchas marcas que buscan ganar densidad de almacenamiento, aumentar la precisión del inventario, mejorar la seguridad y optimizar la productividad.
Razón 1: adiós al ‘espacio muerto’
La densidad de almacenamiento aumenta al eliminar el espacio muerto, es decir, el espacio no utilizado en la nave.
Este puede referirse al espacio que sobra en la parte superior o posterior de una mercancía y cuya optimización, a través de estas soluciones, puede repercutir en la recuperación de hasta un 50% de la superficie útil.
Razón 2: todo bajo control
La precisión del inventario a menudo se pierde debido a que las estanterías no brindan una organización óptima. Las cajas de un producto en una estantería pueden parecerse mucho a las del producto de al lado y, si un recolector no está capacitado, tiene prisa o es descuidado, esto puede resultar en un pedido equivocado.
En este sentido, las herramientas que brindan los almacenes verticales pueden llegar a aumentar la precisión del inventario en más de un 50%.
Razón 3: más productividad
Los operarios ya no tendrán que desplazarse por el almacén para recoger o almacenar la mercancía, sino que los productos se llevarán directamente a la zona de recogida.
En concreto, la mercancía se entregará al operario en una posición perfectamente ergonómica, con la ayuda de un PC o un dispositivo móvil que envía y controla la mercancía.
Con un simple clic, el producto seleccionado se libera en la plataforma de trabajo con total comodidad, con un tiempo mínimo, si no inmediato. Se palia así en gran medida el nivel de fatiga de los operarios, consiguiendo un entorno de trabajo más funcional e innovador.
Razón 4: un paso más seguro
Los almacenes verticales también dan respuesta a una de las grandes cuestiones de la logística: la seguridad. La automatización de las operativas a través de estos sistemas permite que cada operación sea objeto de seguimiento, garantizando la máxima seguridad contra robos y daños.
Razón 5: más con lo mismo
La optimización del espacio evita que, frente a los cambios experimentados en la demanda e inmersos en un contexto económicamente complejo, las empresas puedan adaptarse sin renunciar a sus almacenes.
Mudarse a una nueva ubicación ha dejado de ser la única solución, dando paso a un sistema que, de la mano de expertos como Grupo V10, facilita el almacenamiento y la recuperación de espacio.