La optimización del packaging permite reducir costes y aumentar el espacio disponible
El packaging es un término inglés que hace referencia al envase, embalaje o empaquetado de un producto. Es todo lo que rodea a un artículo, desde lo que lo contiene hasta la etiqueta que incluye sus datos.
Por sí mismo aporta información sobre la empresa que produce la mercancía. Es la mejor forma de mostrar su identidad visual, generar un impacto en el usuario y establecer una conexión con él. Por eso, debe ser atractivo, llamativo y original, pero siempre siendo fiel a la personalidad y los valores de la marca.
Además, el packaging puede tener diferentes formatos y tamaños. Se adapta no solo a las necesidades del producto, sino también del lugar donde posteriormente se vaya a almacenar. Esto tiene grandes ventajas, ya que permite reducir costes y optimizar el aprovechamiento del espacio.
Objetivos del packaging
Atendiendo a las funciones del embalaje, se puede considerar que tiene un doble objetivo. Por un lado, proteger al producto desde que se produce hasta el momento de la venta y su entrega al cliente final. Debe garantizar que no sufre daños y que se mantienen en condiciones óptimas. Es a lo que nos referimos cuando hablamos de la definición funcional de packaging.
Por otro lado, tiene un significado comunicacional. El envase de los productos es lo primero que ven los usuarios, algo así como su carta de presentación. Su objetivo es transmitir información sobre las características del producto o sobre la empresa. Su diseño es un reflejo de la identidad de la marca, lo que permite que la identifiquen y distingan frente a la competencia.
Tipos de packaging
Existen diferentes formas de proteger los artículos y transmitir la identidad de la empresa. En función del nivel de protección y cercanía al producto, se distinguen tres tipos de packaging:
- Primario: es aquel que tiene contacto directo con el artículo. No se puede separar de él, ya que lo contiene o envuelve y es lo que permite su consumo. Por ejemplo, una botella de agua u otro tipo de líquido.
- Secundario: es el siguiente nivel de protección, agrupa varias unidades de productos con sus respectivos packaging primarios. Por ejemplo, una caja que contenga varias botellas.
- Terciario: es el último tipo, el que reúne en su interior todos los demás durante el almacenaje y transporte de los productos. Está confeccionado con materiales más resistente, ya que su función es de protección y debe soportar diferentes manipulaciones y traslados de grandes cantidades de artículos.
Optimización del packaging
Precisamente este último tipo de embalaje tiene un impacto directo en el aprovechamiento de las instalaciones de almacenamiento. Si el packaging es demasiado grande para el producto que contiene, se están desperdiciando recursos económicos y espaciales.
Económicos, porque se están invirtiendo más materiales de los necesarios en la fabricación de los envases. Y espaciales en cuanto al bloqueo de espacio que implica un excesivo tamaño de los embalajes. En este escenario entra en juego la optimización del packaging y su contribución a un mayor aprovechamiento de los almacenes.
En este contexto, optimizar implica realizar adaptaciones en el proceso de fabricación de los envases y el empaquetado de los productos. Estos ajustes se realizan en base a las particularidades de los artículos, su tiempo y lugar de almacenamiento y la ruta que seguirá durante su proceso de distribución.
Gracias a una mayor precisión en la elección de los materiales y la cantidad necesaria para el embalaje, se ahorran costes y tiempo en todas las etapas de la cadena de suministro. Desde la producción hasta el transporte, pasando por el almacenamiento de la mercancía.
Un buen diseño del packaging permite optimizar el espacio, ya que se consigue aumentar la capacidad del almacén. Se trata de reducir el tamaño de los envases para poder contar con un mayor stock: menos espacio desaprovechado = más productos almacenados.
Lo que se busca es tener una mentalidad minimalista en la que se utilizan los recursos justos y en los formatos y tamaños precisos. Cuantas más unidades se puedan albergar en un mismo espacio, mejor aprovechada estará esa instalación.
En definitiva, el packaging es un elemento diferenciador que, además de proteger un producto y reflejar la imagen de la marca, tienen grandes ventajas internas como la optimización del espacio.